ALIMENTACIÓN DEFICIENTE
Las
diversas unidades de salud en Ciudad Juárez encontraron el año pasado a casi 14
mil niños y adolescentes con problemas de nutrición como bajo peso, obesidad y
sobrepeso.
Tan
sólo entre enero y diciembre de 2017, de 31 mil 716 de ellos evaluados en
consultas rutinarias, 43.86 por ciento, lo que equivale a 13 mil 912,
presentaban alguna de estas condiciones, revelan cifras del Sistema Nacional de
Información Básica en Materia de Salud (Sinba).
La
mayoría eran niños y adolescentes de entre 10 y 19 años con obesidad, pero
también hay menores de 5 a 9 con bajo peso.
Susana
García Renovato, coordinadora de Nutrición y Desarrollo Infantil en la
Jurisdicción Sanitaria II de la Secretaría de Salud estatal, considera que una
gran parte de estos casos tienen relación con la deficiente alimentación que recibieron
en sus dos primeros años de vida.
“Lamentablemente,
en estos dos años no tuvieron la alimentación adecuada y eso conlleva a que sus
hábitos no sean los adecuados”, dijo.
“Es
muy importante que desde que nace, el niño forme sus hábitos de alimentación”.
Este
diagnóstico cobra relevancia en el Día del Nutriólogo, fecha que se celebra hoy
en México, con el fin de crear conciencia sobre su importancia en la comunidad.
Las
estadísticas reportadas por el Sistema Estatal de Salud a la Secretaría de Salud
del Gobierno federal revelan que sólo 17 mil 804 niños y adolescentes de Ciudad
Juárez de entre 5 y 19 años se hallaban en condiciones normales en relación con
su índice de masa corporal.
García
Renovato explica que el panorama en el caso de estos grupos es generalizado.
“Tenemos
cinco comidas al día, pero no en todas vamos a comer igual”, advirtió. “Son
tres comidas formales que son desayuno, comida y cena y las otras nada más una
pequeña colación como una fruta, alguna verdura o algo que nos mantenga
comiendo sin abusar del alimento”. (Fernando Aguilar /El Diario)
El
crecimiento y desarrollo infantil están determinados por factores genéticos y
ambientales modificables por el proceso migratorio que sufren algunas familias.
Los
principales problemas nutricionales observados en población preescolar (7 años)
a nivel nacional, estatal y local, los podemos agrupar en tres grupos de
acuerdo con el impacto social y sus estrategias de corrección: Desnutrición y
desmedro, sobrepeso y obesidad y la deficiencia de micronutrientes.
En
Ciudad Juárez, ciertos estudios realizados por investigadores y estudiantes de
la UACJ permiten señalar que la prevalencia de bajo peso y emaciación podría
andar en el orden de un 8-9% y el sobrepeso-obesidad del 30% en población
preescolar (Arreola, 2008). Sin embargo, aun cuando los determinantes de estos
problemas nutricionales se han estudiado a profundidad en diversas poblaciones
a nivel nacional, son todavía muy pocos los realizados a nivel estatal y
municipal.
En
un intento por esclarecer la relación entre el estado nutricional de niños en
edad preescolar y el origen de sus familias, aquí reportamos la relación entre
el tener uno o dos padres nacidos fuera de Chihuahua con el estado nutricio
actual de sus hijos, bajo el supuesto de que esto representa en parte el
fenómeno migratorio familiar.
Previendo
la importancia del mejoramiento en la economía familiar en el estado nutricio
infantil, también se estudió la naturaleza modificadora de este determinante
como factor secundario al factor de estudio (origen de los padres).
De
acuerdo con el Instituto Municipal de Investigación y Planeación A.C. de Ciudad
Juárez (IMIP), en esta ciudad existían a febrero del 2007, 430 guarderías y
jardines de niños. Este padrón fue posteriormente alimentado con 30 más de
estos centros de concentración infantil, para dar un padrón total de 460. Solo
del 87% de estos centros se pudo obtener la información censal.
El
universo total de niños adscritos a los 400 centros de los que se pudo obtener
información representaba a ese momento un total de 38,255 niños cuya
distribución natural era principalmente de niños entre los 36 y 71 meses de
edad (rango 12 a 83 meses).
En
la selección de los jardines de niños y guarderías seleccionados para la
evaluación antropométrica, se consideró el tamaño de estas (respecto a la
población individual de niños adscritos a cada centro), su contribución de
niños por edad y su distribución geográfica dentro de los confines de la
ciudad. De esta forma se seleccionaron 8 centros de los que se reunió una
muestra de 274 niños (<1% del total del universo).
Previendo
el posible efecto de los factores socioeconómicos como un indicador fuertemente
relacionado tanto con el nivel de migración familiar como con el estado
nutricio infantil, se estratificaron el total de desviaciones nutricionales por
nivel de migración e ingreso familiar mayor o menor a 5 salarios mínimos (SM),
de acuerdo con el tabulador aplicable a Ciudad Juárez.
Las
frecuencias de todos los trastornos nutricionales en menores de 7 años se ven
afectados por el origen y el nivel de ingreso familiar en dos direcciones:
A
mayor ingreso y mayor número de padres originarios de Chihuahua, mayor el
porcentaje de casos.
Sin
embargo, resulta evidente que el “componente genético” implícito al origen
familiar parece tener menor influencia en la distribución de casos de obesidad:
Aun cuando el mayor ingreso familiar parece estar liderando la presencia de
sobrepeso y obesidad independientemente del origen de los padres, las
diferencias individuales entre alto y bajo ingreso se van haciendo menos
significativas conforme desaparece la proporción de padres chihuahuenses.
Queda claro pues que el mejoramiento en el nivel económico familiar determina en gran manera la situación nutricional infantil pues la sinergia que se produce al ser hijo de dos padres no chihuahuenses + bajo ingreso tiene un impacto negativo en el estado nutricio de esta muestra. Este fenómeno es similar al encontrado en familias migrantes de mexicanos (Kersey et al., 2007; Reyes et al., 2007), africanos (Renzaho et al., 2007) y colombianos (Gamboa-Delgado et al., 2007).
Sin
embargo, aun cuando las frecuencias de sobrepeso y obesidad entre los grupos 1
y 3 fueron muy similares, este solo hecho merece un estudio a mayor profundidad
debido a que está documentado que en periodos de recesión económica, la
inseguridad alimentaria que sufren las familias de niños migrantes mexicanos
aumenta el riesgo de obesidad y diabetes en la edad adulta de sus hijos
(Jiménez-Cruz y Bacardí-Gascón, 2007).
El
origen familiar tiene un alto impacto en el estado nutrición de los niños
principalmente en la relación con el bajo peso, baja talla y la emaciación.
Esto
debido a que el estilo de vida de las familias no originarias de Chihuahua, la
mayoría con migración menor a 10 años, no siempre gozan de buenas condiciones
de salud y alimentación. Sin embargo, el ingreso familiar se constituye como un
factor modificador del estado nutricio infantil en cuyo caso, la carga genética
implícita al origen familiar podría estar controlando la prevalencia de
sobrepeso y obesidad de sus hijos.
Una
nutrición pobre durante la vida intrauterina y en los primeros años de vida
lleva a consecuencias profundas y variadas, incluyendo: crecimiento físico y
desarrollo motor retardados; efectos generales en el desarrollo cognitivo,
resultando en un bajo coeficiente intelectual inferior en 15 puntos o más en
los severamente desnutridos; un grado mayor de problemas conductuales y
habilidades sociales deficientes en edad escolar; atención disminuida,
aprendizaje deficiente y logros educacionales más bajos. Cuando faltan
alimentos, hay hambre
y se requieren soluciones urgentes. Pero resolver el hambre no necesariamente
implica combatir la desnutrición.
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